La incorruptibilidad cadavérica, es el triunfo del Espíritu sobre la materia

La incorruptibilidad cadavérica, es el triunfo del Espíritu sobre la materia

“La incorruptibilidad cadavérica es el fenómeno en el que un cadáver no se descompone, manteniendo la apariencia de un cuerpo vivo a pesar del paso del tiempo y sin haber sido embalsamado. Científicamente, puede ocurrir debido a factores naturales como la composición del suelo o las condiciones climáticas, aunque algunos casos persisten como un misterio. En contextos religiosos, particularmente en el cristianismo, a menudo se interpreta como un signo de santidad y es un concepto que ha estado vinculado a la veneración de santos.” (“Wikipedia. Incorruptibilidad cadavérica”).

La incorruptibilidad cadavérica no es la saponificación cadavérica.

“La saponificación* cadavérica es un proceso de conservación post-mortem en el que los tejidos grasos de un cadáver se transforman en una sustancia cerosa llamada adipocira o cera cadavérica. Este fenómeno ocurre en condiciones específicas: ambientes húmedos o alcalinos, falta de oxígeno, temperatura moderada y suficientes tejidos adiposos.” (“Clínica Universidad de Navarra. Diccionario Médico. Saponificación del cadáver”). Este es el caso de las famosas “momias de Guanajuato”.

*Es la transformación de un cuerpo graso en jabón. “La saponificación o hidrólisis de éster, es una reacción química entre un lípido saponificable o ácido graso y una base o solución alcalina.” (“Ingeniería Química. ¿Qué es la saponificación?”).

Herbert Thurston, un acucioso investigador de los fenómenos místicos.

Herbert Henry Charles Thurston, SJ (1856-1939), fue un sacerdote inglés de la ‘Iglesia Católica Romana’; miembro de la orden jesuita y un prolífico erudito en temas litúrgicos, literarios, históricos y espirituales. En varias de sus obras, documentó ampliamente los fenómenos psíquicos, que hoy estudia la Parapsicología: ‘Madame Blavatsky y el Jubileo de la Teosofía’ (1926); ‘Espiritismo moderno’ (1928); ‘La Iglesia y el espiritismo’ (1933); ‘Los fenómenos físicos del misticismo’ (1952); ‘Fantasmas y poltergeists’ (1953); ‘Místicos sorprendentes’ (1955).” (“Wikipedia. Herbert Thurston”).

Manifestaciones físicas observadas en los cuerpos incorruptos.

Las principales características que se asocian a la incorruptibilidad son:

  • Ausencia de olor a putrefacción. En muchos casos se reporta incluso un aroma ‘floral’ o ‘dulce’, llamado en la tradición católica ‘odor sanctitatis’ (olor de santidad).
  • Elasticidad y color natural del cuerpo. A veces con piel tersa o rosada.
  • Conservación de órganos internos. Que normalmente se desintegran a los pocos días.
  • Ausencia de rigidez cadavérica prolongada. El cuerpo se mantiene flexible.
  • Resistencia al paso del tiempo. El cuerpo permanece inalterado, sin tratamientos químicos.
  • En ocasiones, emanación de sustancias aceitosas o serosas. Interpretadas como ‘maná’ o ‘rocío bendito’.

Fenómenos psíquicos ligados al Ascetismo.

El Ascetismo, consiste en ejercicios y en la práctica de un estilo de vida austero y de renuncia a placeres materiales, con el fin de adquirir unos hábitos que conduzcan a la perfección moral y espiritual.

  • Auras o aureolas. Energía interior de la persona que se manifiesta con un halo de luminosidad alrededor de su cuerpo, puede variar de intensidad y color.
  • Bilocación. Manifestación corpórea física de una persona en dos lugares al mismo tiempo.
  • Clarividencia o don del conocimiento. Capacidad de conocer acontecimientos lejanos.
  • Estigmas. Impresión o manifestación de las llagas de la ‘Pasión de Cristo’.
  • Éxtasis. Estado en el que el individuo se siente por fuera de su cuerpo, trascendiéndose a sí mismo, logrando una unión mística con Dios.
  • Inedia o ayuno absoluto. Estar sin alimentos, durante un tiempo superior al que puede resistir el cuerpo humano.
  • Levitación. Efecto por el que el cuerpo permanece suspendido en el aire sin mediación de otro objeto físico que esté en contacto con el sujeto.
  • Osmogénesis. Percepción extra sensorial de olores sin justificación alguna, con un origen desconocido.
  • Xenoglosia. Don de lenguas; habilidad para hablar, escribir o entender otros idiomas sin conocerlos. (“El ojo Crítico. Los Fenómenos Físicos del Misticismo”).

En la India, a estas extraordinarias manifestaciones psíquicas o poderes, se les conoce como Siddhis. “Siddhi, es un término sánscrito que significa ‘perfección’, ‘logro’ o ‘éxito’. Los siddhis son poderes místicos, habilidades y logros materiales, paranormales, sobrenaturales o mágicos, que son producto del avance yóguico a través de sādhanās como la meditación y el yoga. En el Bhágavata-purana, Krisna describe siddhis secundarios: anurmi-mattuám (no ser perturbado por el hambre y la sed); dura-sravana (escuchar desde lejos); dura-darsanam (ver desde lejos); mana-yavaj (mover el cuerpo con la mente); kama-rupam (transformarse en cualquier forma deseada); sua-chanda mritiuj (morir cuando se desea), entre otros.” (“Wikipedia. Siddhi”).

Casos documentados en la Iglesia Católica.

La Iglesia Católica reconoce varios casos como signos de santidad, aunque no los considera por sí solos prueba de canonización. Algunos de los más notables:

  • Santa Catalina Labouré (1806–1876). Su cuerpo fue exhumado en 1933, más de 50 años después de su muerte, y se halló intacto y flexible. Se conserva en la ‘Capilla de la Medalla Milagrosa’, París.
  • Santa Bernardita Soubirous (1844–1879). La vidente de Lourdes. Exhumada en tres ocasiones (1909, 1919 y 1925). Su cuerpo nunca se descompuso y se mantiene incorrupto en Nevers, Francia.
  • San Silvano de Gaza, San Juan Bosco, Santa Rita de Casia, San Vicente de Paúl. Todos ellos presentan grados variables de conservación inexplicables para las condiciones de su tiempo.
  • San Pío de Pietrelcina (Padre Pío). Su cuerpo, examinado décadas después de su muerte (1968), conservaba tejidos sorprendentemente bien preservados. Fue expuesto en 2008 y miles de fieles lo veneraron.

¿Cómo alcanzaron ese desarrollo espiritual?, siguiendo y practicando las Enseñanzas Evangélicas: “Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno”. (Mateo 17:20-21). Y lo reafirma Pablo en su “Carta a los efesios”: “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia…”. (Efesios 6:18).

En el Imperio Ruso, antes de que se convirtiera en la Unión Soviética (1922-1991) y que se implantara el “ateísmo científico” prohibiendo la religión, una persona podría tener fama de ser un santo y por este motivo le podían tener respeto y consideraciones especiales, pero la prueba fidedigna de que esa persona realmente fue santa, era que al morir, su cuerpo permaneciera incorrupto. En caso contrario, rápidamente era olvidado.

En el Budismo Tibetano.

En el Budismo Vajrayāna, algunos maestros altamente realizados alcanzan la llamada “realización del cuerpo arcoíris” (Jalü); al morir, su cuerpo no se descompone, reduce su tamaño o desaparece, dejando a veces solo cabello o uñas. Algunos ejemplos:

  • Khenpo Acho (1918–1998) y Lama Karma Rinpoche. Reportes contemporáneos en los que el cuerpo permaneció pequeño, flexible, brillante y sin olor.
  • Padmasambhava (Guru Rinpoche). Del siglo VIII. Se dice que ascendió en cuerpo de luz.
  • Shugchang, Katok Rigdzin Chenpo, entre otros. Se documentaron aromas florales, calor corporal y luminosidad durante días tras la muerte.

“En Dzogchen, el cuerpo arcoíris (en tibetano Jalü o Jalus), es un nivel de realización donde el cuerpo físico se transmuta en luz, retornando a la esencia del Dharmakāya (Cuerpo de Verdad).” (“Wikipedia. Cuerpo arcoíris”).

Grandes Yoguis de la India.

En el hinduismo y tradiciones del Yoga, se habla del Jīvanmukta, el liberado en vida; quién controla su cuerpo y su mente. Cito algunos ejemplos:

  • Lahiri Mahasaya (1828–1895). Su cuerpo no mostró signos normales de descomposición durante varios días, con olor fragante.
  • Paramahansa Yogananda (18931952). En la “Revista Time” de agosto de 1952, Harry T. Rowe (director del “Forest Lawn Memorial”; el cementerio donde reposan sus restos), declaró que 20 días después de haber muerto, el cadáver de Yogananda se encontraba sin “indicios de corrupción”.
  • Swami Trailanga (1607–1887: 280 años). Relatos de testigos afirman que su cuerpo permaneció incorrupto largo tiempo tras su muerte.

Los grandes Yoguis, al dominar el Praṇa (energía vital) y los Elementos: Tierra, Agua, Aire y Fuego, por lo que pueden conservar sus cuerpos o trascenderlos voluntariamente, realizando el Mahasamadhi.

Semejanzas entre las grandes Tradiciones Espirituales.

El misticismo, es la actividad espiritual que aspira a conseguir la unión, o el contacto del alma con la Divinidad.

Significado profundo de la incorruptibilidad cadavérica.

En todas las Tradiciones, la incorruptibilidad no es un fin, sino una señal de realización espiritual profunda; donde la materia obedece al Espíritu.

La inmortalidad física, sí es posible.

Leonard Orr, famoso por ser el creador de la terapia “Rebirthing”, en su extraordinario libro, “Vencer el hábito de morir. Cómo alcanzar la inmortalidad física”, escribió: “La mayoría de las personas han escuchado las palabras ‘yogui inmortal’ en algún momento de sus vidas. Muy pocas alguna vez han conocido a alguno. Yo me tomé el tiempo y el trabajo de comprobar si realmente existían. Ha sido la investigación más fascinante de mi vida. Me enteré de que existen muchos y conocí a ocho hasta ahora, hombres y mujeres. Establecí trescientos años como el mínimo tiempo de vida en el mismo cuerpo físico como calificación para mi investigación sobre esta clase distinguida de personas. Tres de estos ocho yoguis inmortales han conservado un domicilio local en el planeta Tierra durante más de doscientos años. Conocí a Ram y Sita una vez en Holanda. Van y vienen cuando quieren. Observé asombrado una relación que duró 130,000 años; ellos estaban totalmente interesados uno en el otro. Actualmente, hay por lo menos algunos miles de yoguis inmortales en la Tierra. La mayoría de ellos vive en el Himalaya. Un grupo aparece en el famoso Kumbha Mela en la India. […]

El recordar el nombre de Dios es la primera de las prácticas comunes. Luego viene la consciencia del cuerpo energético, ya que el cuerpo energético es el secreto del cuerpo físico. Volverse consciente del cuerpo energético es la clave para revertir el proceso del envejecimiento y lograr una maestría sobre la salud del cuerpo. Sigue el darse cuenta de que el uso consciente de los elementos, la tierra, el aire, el agua, el fuego y el prana (o éter) pueden limpiar el cuerpo energético o aura con más eficiencia que la mente. Soplan, lavan, queman, etc., todas las concentraciones de energía negativa, ya que constituyen los aspectos físicos del Espíritu Único.

El yoga parece ser el único enfoque de la vida que produce seres humanos inmortales. Existen pruebas de que Moisés, Elías y Jesús estudiaron con los inmortales de la India. Jesucristo es el ‘inmortal’ más conocido en Occidente. Otros santos han vivido vidas similares a la de Jesús. Conquistaron la muerte y evolucionaron hasta el punto de poder desmaterializar y re-materializar sus cuerpos. Entraron en el otro mundo sin la muerte. Hay una forma de salir vivo de este universo. Yo creía que Jesús era el único, pero cuando estudié los hechos me vi obligado a cambiar mi postura. Desde que conocí a Babaji, descubrí que él era inmortal mucho antes que Jesús y que fue un maestro y guía para Jesús. La Biblia nos presenta cinco inmortales. Enoch, Melquizedek, Moisés, Elías y Jesús.” (Págs.31; 51-54. Op. cit.).

La supremacía del Espíritu.

La incorruptibilidad cadavérica, es el resultado del alto nivel de conciencia alcanzado por esa persona, al grado de que logra transformar molecularmente su cuerpo. La incorruptibilidad cadavérica, más allá de su valor místico o biológico, invita a reflexionar sobre la relación entre cuerpo, energía y conciencia. En todas las Tradiciones, simboliza la victoria del Espíritu sobre la materia, la permanencia de lo esencial sobre lo efímero. Así, la incorruptibilidad no es solo un fenómeno físico, sino la metáfora viva de una vida consagrada al Espíritu, donde incluso el cuerpo parece recordar la inmortalidad del alma.

Eduardo Rafael Flores Zazueta

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