El Aparato Digestivo, es nuestro Segundo Cerebro

El Aparato Digestivo, es nuestro Segundo Cerebro

“Tener un nudo en el estómago o mariposas en el estómago”; “hacerse mala sangre o calentarse la cabeza”; “Revolverse el estómago”… Mucho antes de que la realidad científica les diera la razón, las expresiones populares reflejaban la estrecha relación entre el vientre y las emociones.

“Actualmente, sabemos que hay 200 millones de neuronas en el intestino y que este sistema nervioso entérico [situado en las vainas del tejido de las paredes interiores del esófago, el estómago, el intestino delgado y el colon], se comunica de manera estrecha con el sistema nervioso central. Más recientemente, los estudios han sugerido que, además de sus funciones metabólicas e inmunitarias, la microbiota intestinal [flora intestinal] también participaría en la comunicación entre el intestino y el cerebro, e influiría sobre el funcionamiento cerebral. En la actualidad, los investigadores estudian las posibles relaciones entre un desequilibrio de la microbiota intestinal y algunos trastornos psíquicos: estrés, depresión, pero también enfermedades neurodegenerativas (Parkinson, Alzheimer).

El Eje Intestino-Cerebro: una Interacción Permanente.

El intestino y el cerebro están estrechamente conectados. El sistema nervioso central está en interacción permanente con el tubo digestivo. Esta conexión es bidireccional y tiene lugar, ante todo, por las vías nerviosas simpáticas (nervios esplácnicos) y parasimpáticas (nervios vagos) del sistema nervioso autónomo. El 95% de la serotonina se produce en el intestino y participa en los intercambios entre el cerebro y el intestino a través del nervio vago. La serotonina es un neurotransmisor, a veces también llamado ‘hormona de la serenidad’, que regula una amplia gama de funciones, como el humor o el comportamiento. Entre el cerebro y el intestino, se ha deslizado un tercer actor, la microbiota intestinal, que participaría también en este misterioso diálogo.

El papel de la Microbiota Intestinal [Flora Intestinal], en la Comunicación Intestino-Cerebro.

La microbiota intestinal corresponde al conjunto de los microorganismos que colonizan el tubo digestivo. Consta de más de 10 billones de microorganismos. Son más que el número de células del cuerpo. Las bacterias están ampliamente representadas, con más de 1,000 especies y 7,000 cepas, entre las que se encuentran esencialmente las familias siguientes: Bacteroidetes y Firmicutes. Por lo tanto, la microbiota intestinal influiría sobre las funciones del organismo, más allá de sus funciones metabólicas y de barrera frente a las agresiones exteriores. Su participación en el eje intestino-cerebro incluso conduce a pensar que, en caso de desequilibrio, podría tener un papel en numerosas enfermedades neurológicas y psiquiátricas.” (“PiLeje Laboratoire. El intestino, ¿nuestro segundo cerebro?”).

Por qué lo llaman ‘el Segundo Cerebro’.

“La BBC habló con la doctora Megan Rossi, una especialista australiana en salud intestinal. Aquí te presentamos algunos datos sorprendentes sobre nuestro ‘segundo cerebro’:

1. Un sistema nervioso autónomo. ‘A diferencia de cualquier otro órgano de nuestro cuerpo, nuestro intestino puede funcionar solo. Tiene su propia autonomía para tomar decisiones, no necesita que el cerebro le diga qué hacer’, explica la doctora Rossi.

2. El 70% de las células de nuestro sistema inmune vive en el intestino. Según Rossi, eso hace que la salud de nuestro intestino sea clave para nuestra inmunidad ante las enfermedades. La especialista dice que las investigaciones más recientes sugieren que si tienes problemas intestinales, es más probable que seas más vulnerable ante enfermedades comunes, como una gripe, por ejemplo.

3. El 50% de las heces son bacterias. No son solo restos de comida: alrededor de la mitad de nuestras heces fecales son bacterias. Muchas de esas bacterias son buenas.

4. Cuanto más diversificada la dieta, más diverso el microbioma. En nuestro intestino viven trillones de microbios, a los que les gustan distintos alimentos. Estos microbios son clave para la digestión porque su actividad le permite a nuestro cuerpo absorber ciertos nutrientes de los alimentos. [Y los eliminamos al ingerir antibióticos].

5. Tu intestino está ligado a tus niveles de estrés y a tu estado de ánimo. Si tienes problemas intestinales, según Rossi, ‘algo clave que necesitas hacer es observar cuánto estrés tienes’. ‘En mi práctica clínica yo siempre le digo a los pacientes que hagan 15 o 20 minutos al día de meditación. Después de hacerlo a diario durante cuatro semanas, y de convertirlo en un hábito, veo que solo con eso ya mejoran los síntomas’. Así que ‘desestresarse es muy, muy importante’, dice la especialista.

6. Si te da miedo un alimento, sentirás que te hace daño. Es cierto que hay unos intestinos más sensibles que otros, pero según la doctora Megan Rossi hay investigaciones recientes sorprendentes que sugieren que si le tienes miedo a una comida en particular y la comes, puedes físicamente desarrollar síntomas. ‘En la clínica veo constantemente cómo las creencias pueden desencadenar problemas intestinales’. Hay mucha gente que cree, a veces por una moda pasajera, que el gluten o la lactosa les va a hacer daño, sin que tengan realmente una alergia o una intolerancia.

7. Tú puedes mejorar tu salud digestiva y tu microbioma intestinal. Según Megan Rossi estas son algunas acciones que puedes tomar para mejorar tu salud intestinal: Seguir una dieta diversa para diversificar el microbioma intestinal; bajar el nivel de estrés, haciendo meditación, relajación, mindfulness o yoga; si ya tienes síntomas de algún problema intestinal es mejor evitar el alcohol, la cafeína y las comidas picantes porque pueden exacerbarlos y trata de dormir mejor.” (“BBC. Mundo. Noticias. Por qué lo llaman ‘el segundo cerebro’ y otros 6 datos sorprendentes sobre el intestino”).

Ejercicio Interno Taoísta: “Encender Fuego en el Horno”.

“Del chino antiguo, la expresión ‘Ejercicio del Plexo’ solar se traduce aproximadamente por ‘El fuego quema la Rueda’. La ‘Rueda’ es el ombligo o plexo solar situado en la cavidad abdominal. Esta región del cuerpo contiene los intestinos, la vejiga, los riñones y las glándulas suprarrenales. Cuando se lo hace bien, este ejercicio crea una sensación de fuego que quema en la cavidad abdominal. Así, en medicina china tradicional se habla de la cavidad abdominal como del ‘horno’. El hecho de crear ese fuego ayudará a consumir y hacer desaparecer todas las enfermedades asociadas a esta región del cuerpo, incluso la diarrea, el estreñimiento, la inflamación de vientre, los divertículos, los tumores y otras deficiencias.

Acuéstese de espaldas. Con la palma de una u otra mano, masajee en el sentido de las agujas de un reloj, partiendo del ombligo y haciendo círculos cada vez más grandes. Luego cambie de dirección y masajee dibujando círculos cada vez más pequeños. Debe masajear hasta que el abdomen tenga calor. Es muy importante la concentración en lo que se hace durante el ejercicio. Piense en el calor que se crea. Sentirá mucho calor, pero es preciso continuar el ejercicio hasta que la zona del ombligo queme como el fuego. Si no siente el fuego es porque dedicó poco tiempo al ejercicio. Esto exige mucha concentración y paciencia. Piense menos en sus problemas y más en el ejercicio. Al principio le parecería quizá imposible hacer el ejercicio durante mucho tiempo para producir solamente una poca cantidad de calor. Sin embargo, con el entrenamiento, empezará a tener conciencia del calor que se forma hasta sentir que la energía quema en el abdomen.

El colon atraviesa el abdomen del costado derecho al costado izquierdo. Frotando solamente en el sentido de las agujas de un reloj, todos los problemas de estreñimiento desaparecerán. Este movimiento ayuda a dispersar o a eliminar el contenido del colon. Lo mismo, masajeando únicamente en el sentido inverso de las agujas de un reloj, tendrá tendencia a hacer reabsorber al cuerpo los líquidos en exceso en el interior del colon, lo que le ayudará a sanar la diarrea. Si su sistema está en buenas condiciones, se masajeará el vientre en los sentidos tal como lo describimos antes. Para hacer estos ejercicios, el mejor momento es el de la mañana, cuando usted está bien descansado y posee una buena reserva de energía. Si lo desea puede repetirlos por la noche.” (Págs. 43-44. “El Libro de los Ejercicios Internos”. Dr. Stephen T. Chang).

Finalizo este artículo, citando al Maestro Taoísta Mantak Chia, quien escribió: “Los taoístas vienen hablando desde hace siglos de este complejo y oculto cerebro intestinal. Ellos comprendían y trabajaban con la alquimia del cuerpo, y hacían uso de su simplicidad con propósitos curativos”. (Pág. 27. “El Chi Kung de la Sabiduría”). Como individuos (del latín individuus, indivisible), somos una unidad, integrada por lo biológico, energético, emocional, mental, espiritual y cósmico.

Eduardo Flores Zazueta

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