¿Quiénes son los Qeros de los Andes?

“Los queros, q’eros o simplemente qeros, son una población andina de quienes se dice son el última linaje de los incas. ¿A qué se debe su fama? La recopilación de sus mitos y leyendas dan cuenta de un pasado muy vinculado a los incas. Sus pobladores han buscado mantener su identidad y tradiciones a pesar de la agobiante modernidad. Viven en los alrededores del nevado Ausangate, considerado sagrado por los incas. En 2007 la nación Qero fue declarada como Patrimonio Cultural del Perú.” (“Boleto Machu Picchu. Qeros, la última comunidad inca en Cusco”).

Guardianes de la Ancestralidad Inca.

“Los Q’eros, o los últimos incas, son un pueblo de etnia quechua, que en la época de la conquista se retiraron a zonas inaccesibles de los Andes, en zonas de hasta 5,500 metros sobre el nivel del mar. Están agrupados en cinco comunidades, ubicadas sobre valles glaciares del macizo Vilcanota, en Paucartambo, al sur de Cuzco*, en Perú. Aún hoy su alimento básico son las papas; el único cultivo posible en esas alturas; también pastorean llamas para la leche y la lana, y sólo en ocasiones muy especiales, comen su carne. Actualmente, la Gran Nación Q´ero o Hatun Q´ero la forman unas cuatro mil personas; este pueblo Inca ha mantenido viva su cultura durante siglos de aislamiento, conservando muchas de las prácticas de las antiguas tradiciones, por lo que se han convertido en un referente central en el resurgir de la espiritualidad Andina.
*Cuzco o Cusco, son igualmente válidas. La grafía con z, es la forma más común de escribirla fuera del Perú y proviene de las “Cédulas Reales” de Carlos V.

Los Q’eros y el Chamanismo Andino.

Los Q’eros fueron ‘redescubiertos’ en 1955 [la Nueva Era inició en 1948], y desde entonces han ido ampliando su influencia en la nueva espiritualidad; tanto el chamanismo como el sacerdocio andino, forman parte integral de forma de vida. En la sociedad Q´ero distinguen tres niveles de poder espiritual: el inicial es el Paco Runa, es el primer grado de sacerdocio andino, el segundo nivel es el Pampa Misayoc, y el superior es el Alto Misayoc.
Los Paco Runa constituyen el primer nivel, equivalente al chamán o curandero, realizando rituales y ofrendas a los Apus y espíritus de la naturaleza para pedir sanación, ayuda y protección. Los Pampa Misayoc, realizan también iniciaciones a la espiritualidad andina. El Alto Misayoc tiene además, el poder de ordenar directamente a los Apus o Espíritus de la Naturaleza, al viento, al rayo y al agua.
Apus o Espíritus Guardianes

Los Apus son los Espíritus guardianes de la Naturaleza, que viven en las grandes montañas, y son invocados para la protección y sanación. Todas las grandes montañas tienen su Apu: Ausangate de Cuzco, Verónica, Machu Picchu, Huamanripa, entre otros. Es interesante destacar la relación energética que existe entre los Andes y los Himalayas, ya que fue transferida a los Andes como eje energético del planeta, cuando China invadió Tíbet. Hoy en día los Andes se consideran el centro energético para el despertar de la Tierra.
Los Q’eros hablan con los elementales de las piedras, pues forma parte de su entrenamiento chamánico. Una experiencia impactante en los Andes es descubrir cómo las piedras y las montañas tienen una apariencia viva. Hay tres modos de acceder al estatus sacerdotal andino: por linaje, por voluntad personal y por la caída de un rayo; este último es curioso y más que delicado, pues implica que al afortunado, le caiga un rayo y sobreviva para contarlo. La descarga eléctrica permea sus cuerpos internos, permitiendo que la conciencia de la persona sea un puente entre el mundo de los espíritus y el de los hombres.

Como en todos los pueblos de los Andes, la Coca es su planta sagrada por excelencia, y la usan diariamente para ‘pichar’ o mascarla, en los rituales de purificación, y en las ofrendas a la pachamama. También en la tradición andina se realizan iniciaciones, denominadas Karpays, con tres niveles básicos, que van abriendo poco a poco la energía de la espiritualidad Inca al iniciado. Otro término interesante en Qechua es el de Amauta, que se utiliza para designar a maestros y sabios de la tradición Andina.
La Chakana o Cruz Andina.

El símbolo por excelencia de la espiritualidad Andina es la Chakana. La Chakana o Cruz Andina, está conectada con la Cruz del Sur, pues los Incas creían que tenían una conexión especial con esta constelación. La Chakana con sus tres escalones, representa la escalera de unión entre los tres mundos andinos, el mundo de arriba o del Espíritu o Hanan Pacha, el mundo de la materia o Kay Pacha y el mundo de abajo o Uku Pacha. El centro simboliza tanto el Sol externo como el Sol interior que mora en el corazón de todos los seres. Hay representaciones que unen la chakana y los siete colores del arco iris, permitiendo realizar interesantes meditaciones.

Inti en quechua significa Sol, e Inca, el hijo del Sol; por esta razón, los antropólogos han interpretado que los Incas eran adoradores del Sol, cuando en realidad la sociedad Inca era una sociedad altamente desarrollada. Una lectura espiritual nos muestra, al Inca o Hijo del Sol como la persona que ha alcanzado un alto grado de realización espiritual, y en este sentido muy cercano al Buda o literalmente, iluminado.
Chamanismo Andino y lo Sagrado.

Algunos antropólogos definen al chamán como aquella persona que reconoce que Dios está dentro, en el corazón del hombre. El chamanismo, más allá de la sanación y la magia, es una vía de progresión espiritual por medio de la Naturaleza y de la experiencia de lo Sagrado en lo cotidiano. Los Q´eros, los últimos Incas, son un vestigio vivo de la espiritualidad Andina que floreció hace siglos; conforman un pueblo con un importante legado cultural y espiritual, al que debemos ayudar, evitando que desaparezcan o sean engullidos por el sistema.” (“Hermesan. Espiritualidad Andina: Q’eros, los últimos Incas”).
¿Qué significado tiene la música para los Q’eros?

“Las canciones autóctonas de Q’eros, con raíces en el Perú prehispánico, tienen muchos propósitos: señalar las estaciones del calendario del pastor, liberar las emociones personales hasta expresar penas profundas a través del canto (Wissler 2005, 2007, 2009a, 2009b), propiciar a los apus y a la pachamama para la fertilidad de sus animales, y celebrar durante el Carnaval y otras festividades. Todos los rituales musicales y festivales se posicionan alrededor y en celebración de marcadores estacionales como la cosecha del maíz y el ciclo de fertilidad de los animales. Debido a la relación familiar y a la dependencia de sus animales como sustento, cada tipo de animal tiene su propia canción (canción para la llama macho, la llama hembra, las alpacas, el toro, la vaca, etcétera). Estas canciones son dirigidas a los apus, considerados como protectores de los animales, durante un ritual especial de fertilidad para los animales, para una abundante procreación y larga vida. Por ejemplo, las canciones para los animales autóctonos (llamas, alpacas) son tritónicas (compuestas de tres tonos), melodías descendentes cantadas mayormente por mujeres” (“SciElo. Q’eros, Perú: la regeneración de relaciones cosmológicas e identidades específicas a través de la música”).
La Profecía de los Q’eros.

Durante la celebración de la fiesta anual del «Regreso de las Pléyades», las personas ahí reunidas, se quedaron asombradas al ver aparecer a los Q’eros, vestidos con el emblema Inca del Sol, anunciando que el tiempo de las profecías había llegado: «Os hemos estado esperando durante 500 años».

La antigua profecía menciona que, este es el momento del gran encuentro, llamado Mastay y es tiempo de la integración de los pueblos de los cuatro puntos cardinales. Son ellos quienes ahora, están ofreciendo sus enseñanzas a Occidente, como preparación para el día en que el Águila del Norte y el Cóndor del Sur, vuelen juntos otra vez. Ellos también nos dicen que, el Amor y la Compasión, serán las fuerzas que guíen la unión de los pueblos.

La profecía sostiene que Norteamérica proporcionará la fortaleza física, Europa aportará el aspecto mental y el corazón, será dado por Sudamérica. Con esto, las profecías son alentadoras, se refieren al final de un tiempo tal como lo hemos conocido hasta ahora, es el fin de un modo de pensar, un modo de ser, una forma de relacionarse con la naturaleza y entre los seres. Los incas esperan el emerger de una nueva era dorada, aunque también mencionan cambios tumultuosos en la Tierra y en la psique de las personas para redefinir las relaciones y la espiritualidad.

«Dicen que, debemos morir ante los viejos modelos de espiritualidad para abrirnos a la auto-renovación, convirtiéndonos en comadronas de una nueva forma de pensar y actuar. Necesitamos re-aprender a honrar y respetar a la Madre Tierra, al Padre Sol, a las Hermanas Estrellas, descubrir y respetar a todo y todos y así, poder hacer un salto cuántico hacia aquello en lo que nos estamos convirtiendo, todos juntos. Los Q’eros dicen que las puertas entre los mundos se están abriendo otra vez, se forman agujeros en el tiempo que podemos atravesar para explorar nuestras capacidades y recobrar nuestra naturaleza luminosa.»” (“Zonal. La profecía de Q’EROS, los sabios nativos de los Andes”).
El Nuevo Centro Espiritual del Mundo.
El Avatar de esta Era Zodiacal de Acuario, el Dr. Serge Raynaud de la Ferrière escribió: “Evidentemente, el Continente Americano ha sido elevado hasta la mirada de la Alta Inteligencia Divina, y posee un Centro regenerador especial, como lo fue mucho tiempo el Tíbet para el Asia y por consiguiente para el mundo. Este Centro es el preciso lugar en donde naturalmente se retirarán los Grandes Maestros. De acuerdo con los cálculos, tanto geológicos como magnéticos y simbólicos, ese punto se encuentra situado en las altas mesetas de la Cordillera de los Andes.”

Y más adelante, refiere lo siguiente: “La aglomeración de los nuevos Centros Espirituales (Santuarios, Ashrams, Colegios de Sabiduría) en América (especialmente en el Centro y sobre todo en el Continente Sur) no disminuirá en nada el papel cumplido por el Tíbet, sólo que la condensación fluídica desaparecerá más y más a fin de que se cumpla la Ley de evolución en todas las cosas. (El Tíbet se convertirá progresivamente en materialista, en tanto que la América Central y sobre todo la América del Sur, va a espiritualizarse). […] Henos aquí pues una vez más a las puertas de una nueva Gran Era, y es el continente americano el elegido para ver el máximo de esta época floreciente donde, como continuación de los Toltecas, Mayas, Incas, vendrán a inscribirse los Acuarianos. (Págs. 93 y 367. “Los Grandes Mensajes”).

En otra de sus obras. “La América del Sur está destinada al más brillante porvenir, es la eterna repetición de la historia; ella va a acoger la élite de las otras partes del mundo y será la fuente de un esplendor y de una renovación cultural; por otra parte, debido al electromagnetismo del globo (que cambia coincidiendo con la época acuariana a partir de 1948), el centro espiritual del mundo se establece poco a poco en la cordillera de los Andes en el mismo lugar donde hace millares de años el Santuario Supremo resguardaba a los Grandes Maestros.” (Pág. 184 “Yug Yoga Yoghismo. Una Mathesis de Psicología”).
La celebración del Kumbha-Mela.

El Kumbha Mela, del sánscrito kumbh, cántaro o vasija, pero también Acuario (el Aguador Celeste) para la Astrología Védica (Jyotish) y mela, reunión o asamblea; es la reunión realizada en el Signo de Acuario. De manera tradicional se celebra cada 12 años en la India, cuando el planeta Júpiter (Brihaspati o Gurú) transita en el Signo de Acuario. El ciclo del Tíbet como Centro Espiritual del Mundo finalizó en 1950. En ese año se llevó a cabo esta Asamblea Espiritual en la India. A partir de ese año, la Kundalini de la Tierra se empezó a desplazar hacia Occidente. Por este motivo el Kumbha Mela ya se tenía que celebrar en Sudamérica. En 1962 no se llevó a cabo, porque dicha energía todavía no se asentaba en su nuevo emplazamiento: la Cordillera de los Andes. Fue hasta el año de 1974, que los Maestros de la Gran Fraternidad Universal (GFU), la realizaron en Machu Picchu, en Perú.
Mi propia experiencia en el Kumbha-Mela de los Andes.

En el Solsticio de Invierno del hemisferio sur, el 21 junio de 1986, con mis 30 años de edad, tuve la oportunidad de participar en el 2° Kumbha-Mela celebrado en la imponente ciudad sagrada de los Incas: Machu Picchu (en quechua significa montaña antigua).

Al día siguiente ya de regreso en Cuzco, la antigua capital Inca, tuve la siguiente experiencia: en el atardecer salí a caminar por sus ancestrales calles; de pronto con todo mi ser, me sentí trasladado a otro lugar y a un muy lejano tiempo; ya no estaba caminando en Cuzco, sino en Lhasa, la capital del Tíbet. Fue una experiencia verdaderamente impactante. Ahí comprendí, que realmente el geomagnetismo espiritual ya había cambiado de la Cordillera de los Himalayas a la de los Andes y que en ese momento, estaba dejando mis huellas en el nuevo Centro Espiritual del Mundo.
Eduardo Rafael Flores Zazueta