Repercusiones familiares de tener un hijo favorito
“Tener un hijo favorito puede ser el tabú más grande de la paternidad, pero las investigaciones muestran que la mayoría de los padres lo tienen. Con mucha evidencia que sugiere que ser el niño menos favorecido puede moldear fundamentalmente la personalidad y conducir a intensas rivalidades entre hermanos, no es de extrañar que los padres se preocupen por no dejar escapar sus preferencias. Sin embargo, las investigaciones también muestran que la mayoría de los niños no pueden decir quién es realmente el hijo favorito de sus padres. El problema real, entonces, es cómo los padres manejan la percepción de favoritismo de sus hijos.
‘No todos los padres tienen un hijo favorito, pero muchos sí’, dice Jessica Griffin, profesora asociada de psiquiatría y pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts, Estados Unidos. ‘Los datos sugieren que las madres en particular muestran favoritismo hacia los niños que tienen valores similares a los suyos y que se involucran más con la familia, por encima de cualidades como ser muy ambiciosos o motivados por su carrera’, agrega. Independientemente de la razón, algunas investigaciones muestran que es casi seguro que muchos padres tienen favoritos, ya sea que lo admitan o no. En un estudio se demostró que hasta el 74% de las madres y el 70% de los padres en Reino Unido muestran un trato preferencial hacia uno de los niños. Sin embargo, para la mayoría el tema sigue estando fuera de lo aceptable. En otra investigación, cuando se encuestó a los padres, solo el 10% admitió tener un hijo favorito, lo que sugiere que para la mayoría de las madres y los padres, los sentimientos de favoritismo siguen siendo un secreto familiar bien guardado. […] ‘Los padres tienden a favorecer a un niño que se parece más a ellos, les recuerda a ellos mismos o representa lo que ven como un éxito de la crianza”, agrega’.” (“BBC. News Mundo. Por qué la mayoría de los padres tiene un hijo favorito y cómo afecta eso a sus hermanos”).
La predilección hacia uno de los hijos.
“Sentir afinidad o predilección hacia uno de los hijos en concreto es algo habitual, así como inevitable. Son varios los factores que pueden generarlo: que su carácter sea similar al nuestro, por sus habilidades, que sea más cariñoso o afectivo con los otros hermanos, o que sea más extrovertido o colaborador en casa. No es algo que esté relacionado con ser el mayor o el menor. Probablemente, realicemos un esfuerzo tremendo para que este favoritismo no se note, pero normalmente es algo que el resto de niños perciben.
Hay momentos en los que en función de la situación en la que nos encontremos, daremos un trato diferencial a uno de nuestros hijos, ya sea por la edad, porque llegue un nuevo hermanito a casa, o bien por las necesidades particulares que pueda tener uno de ellos (como son una enfermedad o alguna problemática a nivel escolar). En estos casos es recomendable optar porque cada uno de los padres se dedique a cada uno de los niños, repartiendo así las tareas.
¿Cómo pueden vivir el resto de hijos este favoritismo?
En ocasiones los padres realizan comparaciones y juicios de valor entre sus hijos. Suelen hacer verbalizaciones del tipo: ‘no tiene nada que ver con su hermano, no es nada cariñoso’, ‘con las buenas notas que saca el otro y a él siempre tenemos que ayudarle con los deberes’, ‘nunca quiere estar con nosotros, en cambio su hermano siempre viene allá dónde vamos’. Este tipo de equiparaciones, también suelen hacerse en casa delante de los niños de una manera inconsciente. Muchas veces estas verbalizaciones pueden aparecer porque los adultos se sienten desbordados en un momento dado. Por otro lado, el objetivo de las mismas es hacerle ver al niño cuál es la forma de actuar que a papá y a mamá les gusta y, así, motivarle, creyendo que estas comparaciones pueden hacer cambiar su actitud. Sin embargo, hay que saber que de esta manera se obtiene la situación contraria.
¿Qué consecuencias pueden aparecer en relación a la comparación y favoritismo entre hermanos?
- La autoestima del niño se ve gravemente perjudicada. Lo que el menor puede extraer de estas comparaciones es que él no es tan valioso como su hermano. Los mensajes que obtenemos desde pequeños, son aquellos que van a formar nuestro ‘autoconcepto’. Por lo que pueden aparecer pensamientos negativos del tipo ‘yo no valgo’, ‘no me quieren’, ‘no soy importante’ y, por tanto, estaremos ‘sembrando’ en ellos un sentimiento de inseguridad. [En algunos casos, hasta llegan a pensar de que es un hijo adoptado].
- Puede generar problemas emocionales relacionados con ansiedad, aislamiento, síntomas de apatía o agresividad.
- Puede dar lugar a la aparición de envidia y celos, que generarán rivalidad y problemas en la relación entre los hermanos.
- Le estaremos enseñando que el otro hermano es mejor y que las cualidades o habilidades que él tiene no son importantes, ni suficientes. De esta manera no le estaremos explicando por qué las cosas hay que hacerlas de una forma u otra, sino que les estaremos diciendo que las tiene que hacer como su hermano. Sin embargo, no le detallaremos cómo llevarlas a cabo, teniendo en cuenta su personalidad, sus posibilidades y sus dificultades. El niño se sentirá confundido porque no sabe cómo hacerlo.
- No estaremos potenciando sus habilidades ni sus puntos fuertes. Con este tipo de mensajes negativos lo limitamos.
- Al no sentirse comprendido o apoyado en casa, no será tan comunicativo. No contará sus preocupaciones o problemas.
- Pueden aparecer signos de llamada de atención. Cuando esto ocurre es porque el niño estará necesitando algo que no se le está dando: un reconocimiento.
Aunque queramos a nuestros hijos por igual, podemos tener mayor complicidad con uno de ellos, lo importante es que el trato y cariño que se les proporcione sea el mismo. Es fundamental entender que los hermanos no tienen por qué ser igual, cada uno tiene su personalidad y su carácter.
¿De qué manera podemos evitar el favoritismo?
- Hay que explicar cómo mejorar, pero sin remarcar sus errores. Motivándole y acompañándole.
- Dedicar tiempo individual a cada uno de los hijos y realizar con ellos algunas de sus actividades favoritas o ir a verle practicar alguna de ellas.
- Aceptar que cada uno es diferente. No tienen que parecerse entre ellos, ni a sus progenitores. Debemos permitirles la exploración y que indaguen en sus gustos y sus aficiones. Esto es fundamental para el desarrollo.
- Involucrar a todos los hermanos para que puedan dar su opinión o su punto de vista, sobre todo cuando haya algo que consensuar en el hogar.
- Establecer las mismas consecuencias para todos, en la misma medida y proporción.
Es importante ofrecer un cuidado y afecto equitativo a los niños para que todos se sientan queridos y valiosos en casa.” (“Sapos y Princesas. Cómo afecta a los niños que tengas favoritismo hacia uno de tus hijos”).
¿Por qué abordé este tema?, porque hay adultos que le siguen reclamando a sus padres ese trato preferencial, que ellos tuvieron hacia alguno de sus hermanos; o en otros casos, existe una franca animadversión, si es que no odio, hacia ese hermano/a, al que le dieron ese trato preferencial. En la “Biblia”, en el “Antiguo Testamento”, podemos leer lo siguiente: “Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque era para él el hijo de su vejez; y le hizo una túnica de muchos colores. Y vieron sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos; por eso lo odiaban y no podían hablarle amistosamente. Y José tuvo un sueño y cuando lo contó a sus hermanos, ellos lo odiaron aún más”. (Génesis 37:3-5).
Para concluir, así hayas sido favorecido o no, puedo resaltar los siguientes aspectos:
- Como adulto hay que asumir la experiencia. Tus padres no tomaron esa actitud para dañarte. No eres mejor, ni peor que tus hermanos; eres diferente a ellos.
- Si ya viviste una dinámica semejante, procura no repetirla con tus hijos.
- Así como cada uno de los dedos de tus manos, son diferentes, así son los hijos. No compares a tus hijos, ni a nadie más. Todos somos diferentes.
- Se corrige en privado y se felicita en público. Tu hijo/a no está en una correccional, como para que lo regañes y lo exhibas ante los demás, para que le sirva de “aprendizaje” y “escarmiento”.
- Los hijos se desarrollan equilibradamente con base al amor y el respeto de sus padres. El amor los nutre psíquicamente y el respeto los impulsa para seguir adelante.
Eduardo Flores Zazueta