La asombrosa Red de Comunicación Arbórea
“Recientes investigaciones demuestran que los individuos que habitan los bosques, en este caso plantas y hongos, están conectados hasta formar casi un organismo en sí: el propio bosque, que vive de una red subterránea de intercambio de nutrientes y mutuos beneficios.”
Suzanne Simard, ingeniera forestal de la ‘Universidad de Columbia Británica’, tiene sólidas pruebas científicas de que los árboles son seres sociales que cooperan y se comunican. ‘Se comunican mediante su propio sistema. No son individuos que crecen por su cuenta con el fin de ser el más exitoso. Más bien, son parte de una red que está en constante interacción, donde la colaboración es lo primordial’. ‘El sistema de raíces es el cerebro del bosque. Está conectado igual que las redes neuronales por donde circula la información’.
Simard descubrió que en las plantaciones, la comunidad arbórea no interactúa con libertad. ‘Vi que si se quitan algunas especies y se separan de sus vecinos, enferman y se hacen más vulnerables a los ataques de insectos. Quería entender por qué y se me ocurrió que la respuesta podía estar bajo tierra’, explica. Y no solo en las raíces de los árboles, sino en la asociación de ayuda mutua que forman con las micorrizas, o redes entrelazadas de los micelios de los hongos y las raíces de las plantas.
Teodoro Marañón, ecólogo forestal e investigador del CSIC, explica a ‘MUY’ que una micorriza es la ‘simbiosis de la raíz de una planta con un hongo. Este coloniza la raíz y recibe compuestos que la planta produce mediante la fotosíntesis. La relación es de beneficio mutuo, porque el hongo, a través de su extensa red de micelios, capta agua y minerales que transfiere a la planta’. Los hongos se enredan como una maraña de filamentos a lo largo de kilómetros bajo la superficie. “Las setas son solo el fruto, igual que las manzanas lo son del manzano. El cuerpo del hongo está en el subsuelo”.
A cambio de poder usar su eficiente autopista de información para comunicarse con todo el bosque, los árboles comparten con ellos azúcares y nutrientes. En su primer experimento, recogido por la revista Nature hace veinticinco años, a una joven e imaginativa Simard se le ocurrió estudiar la relación entre dos especies genéticamente distantes pero que solían darse juntas en la naturaleza. Inyectó isótopos de carbono (13C y 14C) en las hojas de abedules (Betula papyrifera) y comprobó que en primavera esas moléculas llegaban a los abetos (Pseudotsuga menziesii) que crecían a la sombra de su denso follaje. En invierno, las tornas cambiaban, y eran los abetos quienes pasaban los isótopos a los abedules, que son de hoja caduca. Así supo que los árboles se comunican y que el sentido de sus transacciones está determinado por sus necesidades: los abedules, sin hojas, viven más precariamente en invierno, mientras los abetos sufren más el resto del año, porque a la sombra no pueden hacer la fotosíntesis con tanta eficacia como sus vecinos.”
El poder de las micorrizas.
Por las redes subterráneas de micorriza no solo circulan nutrientes entre los árboles, sino también señales bioquímicas que advierten de peligros. En 2010, el biólogo Ren Sen, de la Universidad del Sur de China en Guangzhou, plantó parejas de tomates en macetas. Algunas de ellas podían formar micorrizas y otras no. Luego roció las hojas de un ejemplar de cada par con el hongo Alternaria solani, que causa el tizón tardío del tomate. Después de sesenta y cinco horas, Zeng intentó infectar a la segunda planta de cada pareja y vio que las que habían establecido redes de micorrizas para comunicarse con su compañera infectada eran mucho más resistentes al agente patógeno y enfermaban menos. Lo mismo se comprobó hace poco en la ‘Universidad de Aberdeen’ (Escocia) con plantas de judías infestadas de áfidos –insectos que las destruyen–. A diferencia de las que estaban aisladas, las judías que permanecían unidas bajo tierra con congéneres que habían sido atacados antes, parecían prevenidas y ya tenían dispuestos sus compuestos químicos antiáfidos para defenderse. A su manera, sus compañeras enfermas les habían enviado una señal de alerta.” (“Muy Interesante. La vida secreta de los árboles”).
“El Micelio: La red ‘internet’ subterránea de los árboles.
En los bosques y ecosistemas naturales existe una increíble red de comunicación y cooperación que ocurre debajo de nuestros pies, lejos de la vista. En el centro de este sorprendente fenómeno se encuentra el micelio, una red subterránea de finos filamentos fúngicos que se extienden por el suelo, conectando árboles y plantas de maneras fascinantes. El micelio es la parte vegetativa de los hongos, una estructura similar a un enrejado que se ramifica y se extiende por el suelo. Estos filamentos, llamados hifas, son fundamentales para el funcionamiento de los hongos, ya que les permiten absorber nutrientes y agua del suelo. Sin embargo, el micelio también desempeña un papel crucial en la comunicación y el intercambio de información entre las plantas. Los árboles, a través de sus raíces, están conectados al micelio subterráneo. Por medio de esta red, pueden intercambiar una variedad de compuestos químicos y mensajes en lo que algunos científicos han llamado ‘la Wood Wide Web’ (la ‘red mundial del bosque’). Esta comunicación subterránea permite a los árboles alertarse mutuamente sobre peligros, compartir nutrientes y formar alianzas beneficiosas. Cuando un árbol está bajo ataque por parte de insectos u otros patógenos, puede liberar compuestos químicos a través de sus raíces que son detectados por los hongos presentes en el suelo. Estos hongos, a su vez, transmiten la señal a otros árboles cercanos a través del micelio. Como respuesta, los árboles alertados pueden aumentar sus defensas químicas para protegerse del ataque. Además de la comunicación de alerta, los árboles también utilizan el micelio para compartir nutrientes. Este fenómeno de comunicación subterránea desafía nuestra comprensión tradicional de la competencia en la naturaleza. En lugar de una lucha feroz por los recursos, vemos un sistema cooperativo en el que los árboles y los hongos trabajan juntos para el beneficio mutuo. Esta forma de comunicación subterránea nos recuerda la complejidad y la interconexión de los ecosistemas naturales. El micelio y la comunicación entre los árboles debajo del suelo nos muestran que la naturaleza es un tejido interconectado, donde cada organismo desempeña un papel crucial en el funcionamiento global del ecosistema.” (“Bio Tabs. El Micelio”).
“Pando, el gigante tembloroso.
Uno de los organismos vivos más antiguos y enormes del mundo es una arboleda de álamos temblones. En el ‘Fishlake National Forest’ (‘Bosque Nacional Fishlake’) en Utah, ha vivido tranquilamente un gigante durante los últimos 80,000 años. El gigante tembloroso, o Pando, es una enorme arboleda de álamos temblones que toman la metáfora del ‘bosque como un solo organismo’ y la hacen realidad: esta arboleda realmente es un organismo por sí solo [que surge de una red de raíces interconectadas]. Cada uno de los aproximadamente 47,000 árboles en la arboleda es genéticamente idéntico a los demás y todos los árboles comparten un sistema de raíces único. Mientras que muchos árboles se propagan por floración y reproducción sexual, los álamos temblones se reproducen normalmente de forma asexual, germinando nuevos árboles a partir de la gran raíz lateral del árbol padre. Los árboles individuales no son individuos, sino tallos de un clon único masivo, y este clon es, realmente, enorme. ‘Pando’ es una palabra en latín que significa ‘Yo me expando’. (Visit the USA. Pando, el gigante tembloroso”)
La Diosa Madre, simboliza a Nuestra Madre Tierra.
En todas las culturas antiguas se ha tratado a la Tierra con veneración y respeto, porque sabían y comprendían, que existe una interconexión profunda entre todas las manifestaciones de la Naturaleza. “Una diosa madre es una deidad femenina (diosa) que sirve como representación de la energía femenina y de la fertilidad. Además en algunas culturas es representada como la Madre Tierra y la diosa de la fertilidad, siendo la generosa personificación de la Tierra y de la vida en general. Como tal, no todas las diosas pueden considerarse manifestaciones de la diosa madre: Tiamat en la mitología sumeria, Ishtar (Inanna) y Ninsuna en la caldea, Asera en Canaán, Astarté en Siria y Gea en Grecia, Durga en India.” (“Wikipedia. Diosa madre”). Para los mexicas fue “Tonantzin Tlalli, del náhuatl, ‘Nuestra Venerable Madre Tierra’ y Pachamama para los incas, que significa “Madre del Mundo”, en quechua y aimara.
Gaia, la Tierra Inteligente.
James Lovelock (1919-2022), fue un científico británico independiente, meteorólogo, escritor, inventor, químico atmosférico, ambientalista, famoso por la Hipótesis Gaia, que visualiza a la Tierra como un sistema autorregulado. “La hipótesis Gaia es un modelo interpretativo que afirma que la presencia de la vida en la Tierra fomenta unas condiciones adecuadas para el mantenimiento de la biósfera. Según la hipótesis Gaia (cuyo nombre es tomado de la diosa Gaia), la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un sistema donde la vida, su componente característico, se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, composición química y salinidad en el caso de los océanos. Gaia se comportaría como un sistema autorregulado, que tiende al equilibrio.” (“Wikipedia. Hipótesis Gaia”).
Necesitamos tomar conciencia ecológica (del griego oikos, casa y logos, tratado o estudio) y comprender, que nosotros los humanos somos parte de la Naturaleza. A esta interrelación, se le conoce como ecosistema: “Un ecosistema es un sistema biológico constituido por una comunidad de organismos vivos (biocenosis) y el medio físico donde se relacionan (biotopo). Se trata de una unidad compuesta de organismos interdependientes que comparten el mismo hábitat. Los ecosistemas suelen formar una serie de cadenas que muestran la interdependencia de los organismos dentro del sistema.” (“Wikipedia. Ecosistema”). Nuestros ancestros, sabían vivir y convivir perfectamente con su medio ambiente.
Eduardo Flores Zazueta
Un comentario en "La asombrosa Red de Comunicación Arbórea"
Muy bien el análisis expuesto.
Gracias Eduardo.