Los Cuecueyos: Centros Energéticos en la Toltekayotl

Los Cuecueyos: Centros Energéticos en la Toltekayotl

“La noción de que el ser humano posee unos órganos convertidores de energía es común a casi todas las culturas de la Tierra. En Occidente los conocemos gracias a los textos hindúes, que les llaman chakras, pero también aparecen dentro de las tradiciones alquimistas de China, Europa medieval y Egipto, en la cábala judeo caldea, y por supuesto, en la antigua América. ‘Es posible encontrar en estatuas y frescos de las culturas maya y teotihuacana representaciones de los chakras, así como del kundalini, la serpiente de energía sagrada que sube por la columna vertebral.’ (A. Sartori, ‘Simbólica de la tradición precolombina.’). El nombre propio de esos centros, según los informantes de Sahagún, es Kuekueyo, cosas que relumbran. ‘Nuestros Cuecueyo, con ellos alumbramos a todas partes. En el sitio donde están nuestras luminarias, allí tenemos luz.’ (‘Códice Matritense’). El término Kuekueyo proviene de la raíz Kue, que tiene tres significados relativos al aspecto y organización de estos centros: radiante, en forma de espiral, y ensartado. Aparecen en términos como Kuekueyoktli, zarcillo de las orejas, y Tlakuekuekotl, ordenado como un rosario.” (Págs. 106-107. “Kinam, El Poder del Equilibrio. Antiguas Técnicas Toltecas”. Frank Díaz).

Los Cuecueyos.

“La teología tolteca afirmaba que esos centros son la proyección de ciertas entidades divinas llamada Tsitsimitl, flechas esplendentes. […] Los libros mayas de ‘Chilam Balam’ los describen desde un punto de vista operativo, aportando técnicas para su manejo. También aparecen representados con lujo de detalle en diversos relieves y códices. Por lo general, tienen la forma de unos discos con ocho patas parecidos a arañas, de cuyas bocas sale una lengua bífida (las energías polares). Se organizan en el espacio formando un Tsonekuilli, zig-zag, jeroglífico del rayo y la vida.

En la lámina del ‘Códice Borgia’, los centros están divididos en dos bloques: los dos de la derecha son de color amarillo, que indica lo femenino y la pasividad; los dos de la izquierda son rojos, debido a su función activa y masculina. El disco del extremo inferior tiene una mezcla de ambos colores, ya que aquí se sintetizan las energías, mientras que el número seis, contando de abajo hacia arriba, es azul -el color de la visión espiritual. El séptimo centro fue representado de un modo atípico, como un cuchillo (jeroglífico del cielo). Según vemos en la imagen, cada centro se enlaza con los demás a través de una fibra llamada Shiu’mekatl, cuerda preciosa.

Funciones y ubicaciones de los Centros Energéticos.

“Los nombres de los centros quedaron recogidos en la lámina del ‘Códice Borgia’, en el sistema jeroglífico nawatl. Estos son, contando de abajo hacia arriba.

La función de los centros consiste en percibir el mundo de una manera especializada; por su naturaleza, recibía en nawatl un nombre de raíz Aki, encajar o ensartar. Sus características específicas se pueden determinar a partir de los significados que les atribuía la mitología.” (Pág. 110 y 113. Op. cit.).

El Círculo de Palabra.

El jueves 23 de mayo del presente año, en el ciclo semanal denominado Círculo de Palabra, transmitido vía Zoom, en el que se exponen temas de la Sabiduría Ancestral de las diferentes Culturas, me correspondió nuevamente el participar, pero ahora con el tema: Los Cuecueyos: Centros Energéticos en la Toltekayotl. Te presento la grabación de dicha exposición.

Los Cuecueyos: Centros Energéticos en la Toltekayotl, presentado por Eduardo Rafael Flores Zazueta.

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Nâdi Sodhana.

“La práctica de nadi sodhana (purificación del canal), es la principal forma de lograr la limpieza de las impurezas. Este ejercicio —también llamado ‘respiración alternada por las fosas nasales’— consiste en inhalar y exhalar por una narina a la vez. Además de abrir el flujo de energía en los nadis, esta práctica calma, purifica y fortalece el sistema nervioso y profundiza la autoconciencia, por lo que es una excelente preparación para la meditación. Nadi sodhana nos lleva a la respiración sushumna, la experiencia de la unión de las dos corrientes de respiración en un flujo central único.” (“Yoga International. Una mente feliz: la práctica de nadi sodhana”). Realizar diariamente este Pranayama con tres rondas seguidas; descansar y repetir otras dos veces más.

La Toltekayotl o Toltequidad, es una Tradición Milenaria.

“En el antiguo México florecieron culturas muy avanzadas, que supieron vivir en armonía con la Naturaleza, crearon un arte y una ciencia impresionantes y desarrollaron los poderes latentes del ser humano. La suma de todos esos conocimientos fue llamada por sus creadores Toltekayotl, toltequidad.

Con frecuencia, el término ‘tolteca’ se ha empleado para designar exclusivamente a los moradores de la ciudad de Tula, en el estado de Hidalgo (cuyo nombre prehispánico era Xicocotitla, avispero). Sin embargo, ese título es propiedad de todos los mesoamericanos, independientemente de la lengua que hablaran o del lugar en que habitaran. Así lo vemos en el Popol Vuh, libro sagrado de los maya-quichés, donde el Ser Supremo es reverenciado con la siguiente invocación: ‘¡Da a conocer tu naturaleza, tú, dos veces madre, dos veces padre, Maestro Tolteca, que así serás llamado por tus criaturas!’ (‘Popol Vuh I.2’). Por su parte, el libro de los maya-xahil explica que la verdadera Tula no es una ciudad física, sino una dimensión espiritual que abarca los cuatro rumbos del Universo: ‘Hacia los cuatro rumbos está Tula. Hay una Tula en el oriente y otra en el Inframundo, hay una donde se pone el Sol y otra en el trono de Dios’. (‘Anales de los Cacchiqueles 4’).

Apropiadamente, uno de los primeros estudiosos de la lengua nawatl, el padre Alonso de Molina, tradujo el término Toltekayotl como arte para vivir (‘Vocabulario náhuatl-castellano’). Los toltecas históricos aparecieron hace unos 5,000 años. En Perú se les conoce como cultura de Chavín, y en México reciben el nombre de Olmecas*. Sus ideas y experiencias sobre el Universo, la vida, la evolución de la conciencia y el destino del hombre fueron desarrolladas más tarde por las grandes civilizaciones de Tiahuanaco, Teotihuacán, Tenochtitlan y el Cuzco.

*El nombre original de esta Filosofía de vida era Toollantekayotl y con el paso del tiempo se transformó en Toltekayotl y finalmente en Toltequidad, como ahora la conocemos. […]

Un aspecto fundamental de la Toltequidad, que la distingue de otras propuestas culturales y espirituales de la Tierra, es su carácter práctico y la búsqueda de soluciones viables para los problemas humanos. Al respecto, comentan dos conocidos investigadores: ‘Es conveniente notar que, tanto para los toltecas de la antigüedad como para los sobrevivientes de hoy en día, la religión no era un conjunto de pautas de conducta predeterminadas, dogmas, o la proyección de la importancia personal, sino una serie de prácticas que tenían como objetivo mantener al hombre en contacto con el Espíritu’. (Víctor Sánchez, ‘Toltecas del Nuevo Milenio’). ‘En lugar de plantear el problema de la existencia a partir, sea de lo físico, de lo social o de lo divino, Quetzalcóatl establece como realidad primera de la situación humana la fuerza potencial de integración que le es exclusiva. De ahí que su mensaje aparezca más como una guía de acción que como una teoría filosófica.’ (Laurette Séjourné, ‘Pensamiento y Religión en el México Antiguo’). […]

‘Es fascinante descubrir en las culturas (de México) descripciones de técnicas de purificación, control del aliento y meditación, guías éticas, votos de renuncia y vigilia, danzas, así como posturas estáticas y dinámicas, tal como son conocidas por los estudiantes de Yoga.’ (Herta Rogg, ‘Yoga and prehispanic culture of Mesoamérica. Yoga Rahasya. N° 1. 2003’). Estas semejanzas no deben sorprendernos, si tenemos en cuenta las siguientes razones:

Primero. El cuerpo, la psiquis y el lado energético del ser humano son básicamente iguales en todas las razas y culturas del mundo. Por lo tanto, es natural que las técnicas para nuestro desarrollo sean sensiblemente parecidas en todas partes.

Segundo. Se ha comprobado que los aborígenes de América están racial y culturalmente emparentados con los moradores del Extremo Oriente. Este parentesco se extiende a sus concepciones religiosas y filosóficas.

Tercero. No podemos descartar la posibilidad de que en tiempos antiguos haya habido contactos culturales a través del Océano Pacífico, en los cuales se intercambiaron técnicas, creencias, estilos artísticos y conocimientos, incluyendo las prácticas psicofísicas toltecas.

Esta eventualidad nos introduce en una interesante cuestión, que fue planteada por el investigador Samuel Martí: ‘La similitud… de ciertas posiciones o ademanes de las manos de las deidades y danzantes mayas con sus colegas de la India… nos precipita dentro de uno de los grandes problemas de la antropología americana: las posibles relaciones prehistóricas entre América y Asia’. (Samuel Martí, ‘Mudra, manos simbólicas en Asia y América’). Sin embargo, debemos tener cuidado de no sacar conclusiones apresuradas a partir de tales semejanzas. A causa de la propaganda que han recibido entre nosotros las ideas orientales, solemos considerar al Yoga como una disciplina netamente hindú; pero, como afirma un autor: “Creer que el Yoga es exclusivo de la India es tan falaz como creer que la filosofía es propiedad de Grecia’. (Serge de la Ferrière, ‘Yug Yoga Yoguismo’). ‘El Yoga ha existido en todas las grandes culturas, con otro nombre y hasta con técnicas diferentes, pero con el mismo sentido: tratar de desarrollar las facultades del ser humano para permitirle afrontar su realidad. Así es que, tanto en la antigua América como en las culturas europeas, ha existido esta disciplina.’ (José Marcelli, ‘La experiencia del Yoga’). La similitud mencionada por Samuel Martí entre las posiciones de las manos de las deidades hindúes y mayas forma parte de un sistema simbólico más extenso, que abarca las posturas estáticas, las marchas, los pases marciales y la danza. Lo notable es que, cuanto más profundizamos en el pasado de México, más nítidas son esas posturas por su intencionalidad, contenido y función didáctica.” (Págs. 11-14 y 18-20. “Kinam, El Poder del Equilibrio. Antiguas Técnicas Toltecas”. Frank Díaz).

El Maestre RaYNaud de la FerRIère, señala otra correlación que resulta muy significativa: “También es interesante que la palabra Yuk en maya, es Yok en quechua, significando unión, como Yug, Yoga, en sánscrito”. Esta Nueva Era, es de Unidad y de Síntesis. Actualmente, la Ciencia avala el Conocimiento Ancestral. Durante el año 2010, le impartí clases particulares de Hatha Yoga al matrimonio formado por la Doctora en Ciencias, María Isabel Miranda Saucedo y Shaun Harris Miller. Ella es Investigadora Titular B, del Instituto de Neurobiología de la UNAM, Campus Juriquilla, Querétaro. En una ocasión me comentó, que desde el punto de vista neurológico, ya se acepta la existencia de los Chakras, debido a que es la única explicación plausible, para entender el equilibrio y coherencia, en los sistemas nervioso y glandular dentro del organismo humano.

Eduardo Flores Zazueta

Un comentario en "Los Cuecueyos: Centros Energéticos en la Toltekayotl"

  1. Muy interesante exposición, es una verdad, esa inquietud humana de búsqueda del origen y del camino para recordar quienes somos a través de diversas prácticas en cualquier época y en cualquier lugar geográfico.

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