La Dependencia Emocional es Atadura Psicológica
La dependencia emocional, es la necesidad afectiva de presencia o contacto de una persona hacia otra, para cubrir diferentes áreas de la propia vida, la cual queda condicionada en función de lo que haga o deje de hacer la otra persona. La persona que depende de la otra, puede llegar a adoptar hábitos perjudiciales para sí misma, debido al fuerte deseo y necesidad psicológica de estar en continuo contacto con la otra persona.” (“Wikipedia. Dependencia emocional”).
¿Qué sucede en la dependencia emocional?
“Es un patrón psicológico que produce la necesidad de que otra persona asuma la responsabilidad en las áreas más importantes de su vida, dificultades para tomar decisiones autónomas, temor a la separación de determinadas personas e incapacidad para poner límites o expresar desacuerdo por miedo a perder el apoyo o la aprobación de los demás. La persona dependiente emocional además puede experimentar una gran sensación de desamparo cuando se encuentra sola, a causa de sus intensos temores a no ser capaz de cuidar de sí misma. Suele darse también una preocupación exagerada y no realista por miedo a un abandono que obligaría a la persona a tener que enfrentarse sola a sus propios cuidados.
La dependencia emocional es la base de muchos celos patológicos, y de hecho, las personas con dependencia emocional suelen mantener relaciones poco sanas, en las que experimenta sentimientos poco adaptativos y excesivos, con una gran inseguridad por el temor a que la relación se acabe en cualquier momento. Con frecuencia estas personas ignoran sus propias necesidades. Al final, terminan anulándose para favorecer a su familia, pareja o amistades, ya que pueden ser extremadamente sensibles a la aprobación de sus actos o decisiones, por parte de los demás.
Tipos de dependencia emocional.
La dependencia emocional, es un rasgo de la personalidad que puede afectar a las relaciones en mayor o menor grado. Pero si el grado de dependencia es muy elevado, entonces se clasifica como un trastorno, descrito en el ‘Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales’ (‘Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders’ o ‘DSM-IV-TR’).
Dentro de la dependencia emocional se reconocen dos perfiles diferentes: el demandante y el dador, y en general se clasifican tres grandes tipos de dependientes emocionales:
- Dependiente afectivo. Asume el rol de demandante y necesitado, requiere atención, afecto y valoración.
- Dependiente instrumental. Asume el rol de necesitado, y demanda protección, orientación y cuidados.
- Codependiente. Su rol es el de dador, salvador y ayudador de la otra persona. Provoca o acrecienta la dependencia del otro, para asegurar su permanencia y convertirse en una persona imprescindible.
Síntomas de la dependencia emocional.
Los patrones de comportamiento de las personas que padecen dependencia emocional son muy amplios, pero se pueden resumir en los siguientes puntos:
- No soportan la soledad, y la distancia, emocional o física de su pareja o persona de referencia, genera estrés, tristeza o ansiedad.
- El miedo a la soledad, les lleva a permanecer en relaciones que les resultan insatisfactorias e incluso destructivas.
- Tienden a ser personas sumisas y no son capaces de expresar opiniones libremente por miedo a la desaprobación.
- Presentan una autoestima muy baja con una minusvaloración de sus cualidades personales.
- Tienen una excesiva necesidad de agradar los demás y sienten grandes preocupaciones sobre la impresión que han podido generar en otros.
- Son personas muy influenciables por el criterio del otro.
- Tienen una gran necesidad de complacer las demandas, deseos y expectativas de los demás, especialmente de la persona hacia la cual han desarrollado dependencia.
- Hay una fuerte tendencia a la idealización del otro, al cual se someten y complacen para evitar un posible abandono.
- El codependiente, hace constantes auto sacrificios para complacer a la otra persona, experimentando a la vez sentimientos de culpa por no hacer lo suficiente.
Causas de la dependencia emocional.
La dependencia emocional es relativamente normal en niños durante su desarrollo psíquico. Pero comienza a ser patológica, cuando necesitan de manera exagerada la aprobación y la presencia de una de sus personas de referencia. El trastorno se gesta durante la infancia, y se desarrolla en niños que no han aprendido a ser autónomos e independientes, y que llegan a la edad adulta arrastrando una serie de carencias afectivas. La relación de apego que se establece en la infancia es determinante en el desarrollo de la independencia y autonomía emocional. Así las personas dependientes suelen compartir una historia marcada por la falta de afecto y la frialdad emocional por parte de sus padres o referentes. Esto les lleva a interiorizar que para ser dignos del amor de otros tienen que cumplir con sus expectativas. Así, poco a poco se va generando una necesidad de atención constante mediante un esfuerzo exagerado por complacer para obtener la aprobación y el cariño de los demás. Una educación demasiado sobreprotectora también se vincula a una personalidad dependiente, ya que el niño es incapaz de desarrollarse como persona autónoma y se siente lleno de inseguridades, por lo que se produce un vínculo afectivo excesivo que genera un tipo de apego patológico que se irá replicando en todas las relaciones significativas durante la edad adulta. Podría decirse por lo tanto que la causa principal de la dependencia emocional excesiva es un nivel grande de inseguridad junto con una baja autoestima, algo que puede marcar la calidad de las relaciones sociales y los vínculos afectivos a lo largo de la vida de esa persona.”(“Psicopartner ¿Qué es la dependencia emocional? Causas y cómo combatirla”).
“Las consecuencias.
Las consecuencias psicológicas de la dependencia emocional son diversas y pueden afectar en función del grado de dependencia y las características del paciente. En muchos casos, estas personas con dependencia emocional buscan a personas con carácter dominante, posesivo y autoritario, alimentando una relación tóxica de dominación. Por otra parte, las personas con dependencia emocional, no son capaces de abandonar una relación, aunque estén siendo menospreciadas, utilizadas o maltratadas. Así, su salud emocional se repercute de estas relaciones tóxicas. (“Top Doctors ¿Qué es la dependencia emocional?”).
“De las relaciones adictivas a las relaciones iluminadas.
¿Podemos convertir una relación adictiva en una verdadera? Sí. Estando presentes e intensificando la presencia al prestar atención más profundamente al Ahora: sea que usted viva solo o con una pareja, esa sigue siendo la clave. Para que el amor florezca, la luz de su presencia debe ser lo suficientemente fuerte para que no vuelva a ser dominado por el pensador o el cuerpo del dolor y los confunda con quien es usted. Conocerse a sí mismo como el Ser que hay bajo el pensador, la quietud que hay bajo el ruido mental, el amor y la alegría que hay bajo el dolor, es libertad, salvación, iluminación. Dejar de identificarse con el cuerpo del dolor, es traer presencia al dolor y así transmutarlo. Dejar de identificarse con el pensamiento es ser el observador silencioso de sus pensamientos y su conducta, especialmente los patrones repetitivos de su mente y los roles representados por el ego.
Si usted deja de darle ‘identidad’, la mente pierde su calidad compulsiva, que básicamente es el impulso de juzgar y así resistirse a lo que es, que crea conflicto, drama y dolor nuevo. De hecho, en el momento en el que el juicio se detiene por la aceptación de lo que es, usted está libre de la mente. Usted ha dejado sitio para el amor, para la alegría, para la paz. Primero usted deja de juzgarse a sí mismo: después deja de juzgar a su pareja. El mayor catalizador para el cambio en una relación es la aceptación completa de su pareja como es, sin necesidad de juzgar o de cambiarla de ninguna manera. Esto lo lleva a usted inmediatamente más allá del ego. Todos los juegos de la mente y todo apego adictivo se acaban entonces. No hay más víctimas ni victimarios, ni acusadores y acusados. Este es también el final de toda dependencia mutua, de ser arrastrado a los patrones inconscientes de otro y por lo tanto hacer posible que continúen. Ustedes entonces, o bien se separarán -en el amor- o entrarán juntos más profundamente en el Ahora, en el Ser. ¿Puede ser tan simple? Sí, es así de simple.” (Pág. 156. “El Poder del Ahora. Un camino hacia la realización espiritual”. Eckhart Tolle).
“Romper la identificación con el cuerpo-dolor.
EL CUERPO-DOLOR NO QUIERE QUE LO OBSERVES DIRECTAMENTE y lo veas como es. En el momento que lo observas, en cuanto sientes su campo energético dentro de ti y llevas tu atención hacia él, la identificación se rompe. Ha aparecido una dimensión superior de conciencia. Yo la llamo presencia. Ahora eres el testigo u observador del cuerpo-dolor. Esto significa que ya no puede usarte pretendiendo ser tú, ya no puede alimentarse a través de ti. Has encontrado tu mayor fuerza interior. Algunos cuerpos-dolor son molestos pero relativamente inocuos, como un niño que no deja de lloriquear. Otros son monstruos depravados y destructivos, auténticos demonios. Algunos son violentos físicamente, y muchos son emocionalmente agresivos. Algunos atacan a la gente cercana, la gente que rodea a la persona, mientras que otros pueden atacar a su anfitrión. En ese caso, tus pensamientos y sentimientos relativos a tu propia vida se vuelven profundamente negativos y autodestructivos. Las enfermedades y los accidentes suelen producirse así. Algunos cuerpos-dolor llevan a sus anfitriones al suicidio. Cuando pensabas que conocías a alguien y de repente te enfrentas con esta detestable criatura alienígena por primera vez, es probable que te lleves un buen susto. Pero es más importante observarla en ti mismo que en otras personas. BUSCA CUALQUIER SEÑAL DE INFELICIDAD EN TI, del tipo que sea; puede tratarse del despertar del cuerpo-dolor. A veces toma la forma de irritación, impaciencia, un estado de ánimo sombrío, deseo de hacer daño, ira, furia, depresión, la necesidad de dramatizar las relaciones, etc. Atrápalo en el momento en que despierta de su estado latente. El cuerpo-dolor, como cualquier otra entidad existente, quiere sobrevivir, y sólo puede hacerlo si consigue que te identifiques inconscientemente con él. Entonces puede emerger, apropiarse de ti, ‘convertirse en ti’ y vivir a través de ti. Necesita conseguir su ‘alimento’ a través de ti. Se alimentará de cualquier experiencia que resuene con su energía característica, algo que produzca dolor del modo que sea: ira, ganas de destruir, odio, pena, drama emocional, violencia e incluso enfermedad. Cuando se ha apropiado de ti, el cuerpo-dolor crea en tu vida una situación que refleje su propia frecuencia energética para poder alimentarse de ella. El dolor sólo puede alimentarse de dolor. El dolor no puede alimentarse de alegría; le resulta totalmente indigesta.
En cuanto el cuerpo de dolor se apropia de ti, quieres más dolor. Te conviertes en una víctima o en un agresor. Quieres causar dolor, sufrirlo, o las dos cosas. En realidad no hay mucha diferencia entre ambas. Como no eres consciente de lo que haces, afirmarás vehementemente que no quieres sufrir. Pero si miras de cerca, verás que tu manera de comportarte y tu forma de pensar están diseñadas para perpetuar el dolor, tanto para ti mismo como para los demás. Si realmente fueras consciente de él, este patrón se disolvería, porque desear más dolor es una locura y nadie está conscientemente loco. El cuerpo-dolor, que es la oscura sombra proyectada por el ego, en realidad teme la luz de tu conciencia. Tiene miedo de que lo descubras. Su supervivencia depende de que sigas identificándote inconscientemente con él, así como de tu miedo inconsciente a afrontar el dolor que habita en ti. Pero si no lo afrontas, si no llevas la luz de tu conciencia al dolor, te verás obligado a revivirlo una y otra vez. El cuerpo-dolor puede parecerte un monstruo peligroso que no te atreves a mirar, pero te aseguro que es un fantasma insustancial incapaz de prevalecer ante el poder de tu presencia. CUANDO TE CONVIERTES EN EL OBSERVADOR y empiezas a dejar de identificarte, el cuerpo-dolor sigue operando durante cierto tiempo e intenta engañarte para que vuelvas a identificarte con él. Aunque ya no le das energía mediante la identificación, tiene cierta inercia, como una rueda que continúa girando aunque no esté recibiendo impulso. En este estadio puede crear tensiones en distintos puntos del cuerpo, pero no durarán. Mantente presente, mantente consciente. Sé el guardián siempre atento de tu espacio interno. Tienes que estar lo suficientemente atento como para observar el cuerpo-dolor directamente y sentir su energía. Entonces no podrá controlar lo que piensas. No olvides que en cuanto tu pensamiento se alinea con el campo energético de tu cuerpo-dolor, te identificas con él y vuelves a alimentarlo con tus pensamientos. Por ejemplo, si la vibración energética predominante del cuerpo-dolor es la ira y cultivas pensamientos iracundos en los que te repites lo que alguien te hizo y cómo le vas a responder, entonces te has vuelto inconsciente y el cuerpo-dolor se ha convertido en «ti». Debajo de la ira siempre hay dolor. O cuando te invade un estado de ánimo sombrío y empiezas a entrar en un patrón mental negativo pensando en lo horrible que es tu vida, tu pensamiento se ha alineado con tu cuerpo-dolor y tú te has vuelto inconsciente y vulnerable a sus ataques. Ser ‘inconsciente’, tal como uso la palabra aquí, significa identificarse con algún patrón emocional o mental. Implica una ausencia total del observador.” (Págs. 82-87. “Practicando el Poder del Ahora”. Eckhart Tolle).
Para finalizar el presente artículo, continúo citando al Maestro Eckhart Tolle, al hablar de la transmutación del sufrimiento en conciencia. La atención consciente sostenida corta el vínculo entre el cuerpo-dolor y el proceso de pensamiento, y pone en marcha el proceso de transmutación. Es como si el dolor se convirtiera en combustible para la llama de tu conciencia, que a partir de ese momento arde con más fulgor. Este es el significado esotérico del antiguo arte alquímico: la transmutación de metales inferiores en oro, o del sufrimiento en conciencia. La división interna se cura y vuelves a estar completo. A partir de entonces tu responsabilidad consiste en no crear más dolor. ENFOCA TU ATENCIÓN EN LO QUE SIENTES DENTRO DE TI. Identifica el cuerpo-dolor y acepta que está ahí. No pienses en él, no dejes que el sentimiento se convierta en pensamiento. No juzgues ni analices. No te fabriques una identidad con el dolor. Mantente presente y continúa siendo un observador de lo que ocurre dentro de ti. Toma conciencia no sólo del dolor emocional, sino también de ‘aquel que lo observa’, el testigo silencioso. Éste es el poder del ahora, el poder de tu propia presencia consciente.” Y es aquí, cuando te posicionas en el Ser y trasciendes el dolor.
Eduardo Flores Zazueta